Cómo tratar los conflictos en el aula

 


Como en todo grupo social, las aulas no estarán exentas de conflictos. Es como querer viajar hasta Madrid y no gastar dinero: imposible. Ahora bien, una cosa es que seamos conscientes de esta realidad, y otra muy distinta que bajemos los brazos en señal de derrota. Que vaya a haber conflictos no quiere decir que nosotros, como tutores o docentes, podamos prevenirlos o minimizarlos.

Una de las mejores soluciones es crear grupo. Los estudios indican que una comunidad con buena compenetración y lazos de amistad es mucho menos propensa a dichos tipos de conducta no deseables. Como digo, ésto no significa que se vayan a erradicar, pero creando un buen ambiente entre todos los que conforman el grupo de clase es más probable que los percances que se den sean de menor calibre, y con una resolución más sencilla.

Pero 30 alumnos no pasan de desconocidos a llevarse bien de la noche a la mañana. Es verdad que muchos ya se conocerán de otros años, sobre todo en cursos avanzados de la ESO o bachillerato, pero no es menos cierto que siempre hay movimiento entre grupos, lo que podemos usar como oportunidad para que los nuevos integrantes se den a conocer, al mismo tiempo que los que ya se conocen pero no tenían tanta relación, puedan empezar a relacionarse de una manera más significativa.

Para que ésto sea posible, los docentes jugamos un papel clave, y en especial el tutor, puesto que entre nuestras labores está preocuparnos por el desarrollo social y moral de los alumnos. Así, una buena opción sería aplicar dinámicas de grupo en la hora de tutoría para propiciar que se generen esos lazos de amistad. Por ejemplo, podríamos hacer dinámicas "de campamento" para que cada uno se presente así mismo (y a otras personas), decir lo que le gusta a cada uno, sus intereses... no sólo les servirá a sus pares, sino también a nosotros como profesores nos ayudará para saber los gustos de los alumnos y así poder motivarles mejor en la asignatura de nuestra especialidad.


En última instancia, y aunque entablemos una buena relación con los alumnos (cosa que deseable para ambos), será inevitable que nos enfrentemos problemas. El mejor modo de encararlos es "ser duros con los problemas, pero sensibles con las personas". No hay que ser duro con el alumno, si lo que ha hecho está mal él ya lo sabrá, y quizás si somos demasiado rígidos podemos generar el efecto contrario. 

En definitiva, se trata de enseñarles a vivir en sociedad, ya que en el futuro irán a lugares muy diversos donde no estarán con su grupo habitual de amigos, y deben desarrollar las habilidades sociales necesarias para que se relacionen eficazmente con todo el mundo, y sepan cómo solventar las pequeñas disputas y rencillas que puedan surgir de sus propias relaciones.

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