Una de las cosas que me llevo grabadas a fuego de este máster es que no vamos a ser meros transmisores de información. O mejor dicho, no debemos ser eso. Aunque seamos simples profesores de una materia, tenemos que intentar preocuparnos por cada alumno y adecuar el currículum a sus necesidades.
No obstante, muchas veces nos tocará ser tutor de un grupo, y eso son palabras mayores. Podemos distinguir tres dimensiones en las que un tutor tiene que actuar:
- Dimensión académica: Orientar a los alumnos sobre los estudios, hacer propuestas de trabajo en grupo para cohesionar a los estudiantes, etcétera.
- Dimensión profesional: Actividades para la orientación profesional de los alumnos.
- Dimensión de interacción alumno-tutor: Una buena relación entre el grupo y el tutor es esencial para un correcto desarrollo del curso. Que ambos puedan confiar el uno en el otro, sin que haya desconfianzas de por medio, ayudará a solventar multitud de posibles problemas, ya sea con determinados profesores o alumnos.
El proceso de tutoría debe ser continuo, viendo cómo cada alumno va evolucionando a lo largo del curso. Por tanto, deberemos llevar un seguimiento de forma sistematizada y no gregaria, siempre teniendo presente la importancia de la educación integral. Además de lo anterior, la familia debe ser también partícipe de este proceso, y el tutor debe mantener una comunicación fluida con las familias para poder atajar y solucionar problemas de una forma más eficiente.
En definitiva, creo que un tutor ideal debe ser comprensivo con los alumnos, tratar de ser "su amigo", para que no tengan miedo de contar cualquier cosa o problema, e intentar solucionar en la medida de lo posible sus dificultades. Sin embargo, no hay que olvidar que el tutor debe relacionarse con los demás profesores (para saber cómo evoluciona el alumno en cada asignatura), así como con la familia, elementos clave para el correcto desarrollo del alumno.
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