Educación integral contra el fracaso



Un alumno no se encuentra aislado del mundo cuando entra al sistema educativo. Viene condicionado por una economía, desigualdades de género o raciales, y, sobre todo, por una estructura de desigualdades socio-económicas. La escuela no puede quedarse impertérrita y tratar a todos por igual, por eso es necesario un tipo de atención o educación integral.

La educación integral es una condición necesaria (pero no suficiente), para atajar problemas como el fracaso escolar. Pero va mucho más allá, pues el fin es que el alumno reciba una serie de valores que le permitan vivir mejor en sociedad, y estar mejor consigo mismo. 

La figura del profesor no debe ser sólo un mero agente transmisor de conocimientos, ya que todos los condicionantes antes mencionados tienen una clara incidencia en el aprendizaje de los escolares. Por tanto, es nuestra obligación contribuir a reducir dichas desigualdades, y aportar nuestro granito de arena a los alumnos para que puedan mejorar su situación. Aunque mi especialidad sea de Física y Química, dentro de mis labores también entra el favorecer el aprendizaje y el desarrollo socioemocional de los alumnos, lo que incluye estar al corriente de qué variables promueven su desarrollo saludable y cuáles son los obstáculos que lo impiden.

La educación integral ha dado lugar al reconocimiento progresivo de la atención a la diversidad, ya que tener en cuenta las diferencias es imprescindible para alcanzar el desarrollo pleno de la personalidad de cada sujeto que se educa. Así, la educación integral y la atención a la diversidad se han convertido en dos caras de un mismo desafío, al que el sistema educativo trata de dar respuesta. 

En la ley de Educación, se estipula que la Educación Secundaria debe tener como uno de sus objetivos fundamentales promover el desarrollo integral de la persona. Entre las características, se incluyen fines como proveer de un criterio propio y autonomía, desarrollar un pensamiento reflexivo, lograr alcanzar un equilibrio socio-afectivo, inserción responsable en la sociedad, y la asunción de actitudes democráticas. Todas estos objetivos están relacionados entre sí, y no se enseñan aisladas en una asignatura, sino que es el conjunto de profesores los que deben transmitir estos valores a los alumnos por medio de esa educación integral.

Ahora bien, no podemos pretender que el profesorado adquiera esta responsabilidad sin haberle formado previamente. Para eso, por ejemplo, está este Máster (entre otras muchas cosas), para que abramos la mente a metodologías y formas de enseñanza que, de otra forma, quizás no hubiésemos considerado.



En conclusión, la Educación integral es un aspecto fundamental que el docente debe tener en cuenta en su día a día, pues aunque enseñes muy bien a resolver un problema de Mecánica o ajustar una reacción química, en el fondo ese aprendizaje dependerá del bagaje y la "mochila" de problemas que traiga el alumno de casa. Y como profesores, es nuestra labor no dejar a ningún alumno atrás, poniendo todo nuestro esfuerzo en que su desarrollo psico-social sea efectivo, para que así puedan imbuirse de los conocimientos "técnicos" que la Educación Secundaria provee.



Referencias

Díaz Fouz, T. (2015). El desarrollo integral del alumno: algunas variables familiares y de contexto. Revista Iberoamericana De Educación68(1), 125-140. https://doi.org/10.35362/rie681177

Prieto, M. (2016) La educación integral desde los márgenes. La Planificación Centrada en la Persona como metodología para la acción tutorial. Learning & Pedagogics, 6, 28-35.

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