Quién soy

¡Buenas! 


Me llamo David, soy un químico que recientemente ha acabado un máster en Técnicas Avanzadas en Química, pero empecemos por el principio.

Siempre he sido muy curioso. Desde pequeño, preguntaba el por qué de absolutamente todo (por qué en un charco congelado se veía mi reflejo, cómo comen las plantas, por qué la luna "mueve" el mar...), interesándome sobre todo por el mundo de mi alrededor, la naturaleza, o el cosmos. Sin embargo, también me apasionaba la lectura, ya que me transportaba a lugares que no sólo desconocía, sino que de alguna forma eran muy diferentes a lo que estaba acostumbrado, y me abstraía para fantasear sobre otros lugares y rincones, en donde había otras mil preguntas por hacer.

Así, fui creciendo, y aunque nunca se me dieron mal las mates, como alumno en la ESO no me interesaba mucho por nada. De casualidad, caí en el bachillerato científico, y me topé con profesoras increíbles, las cuales eran tan buenas en su área de conocimiento como en la transmisión de pasión por lo que nos estaban explicando. Al salir del instituto, me decidí por estudiar Química, ya que era el grado que me permitía estar más en contacto con otras ciencias (como la Física, la Biología, o las Matemáticas), con el fin de entender un poco más el mundo en el que vivo.

Estas profesoras, y otros que tuve a lo largo de mi paso por la universidad, me inocularon el virus del saber y del placer de aprender por aprender. Además, siempre me ha gustado explicar cosas (a mi hermana, conocidos...), y en cuanto tenía la ocasión, lo hacía. Cuando finalice este máster, seré un profesor en potencia (en palabras de Aristóteles), y si tengo la suerte se ser profesor en acto, intentaré que mis alumnos sientan al menos la quinta parte de la pasión que yo experimenté son esas profesoras y profesores excepcionales, los cuales me cambiaron y moldearon radicalmente, para dar como resultado la persona que soy hoy.


Para finalizar con esta primera entrada, querría hacer referencia a un libro, llamado "El Mundo de Sofía". Aunque directamente no trata la educación como tema, es un libro divulgativo de Filosofía en el que la protagonista va descubriendo diferentes pensadores, gracias a los cuales se va conociendo así misma, y va entendiendo la capacidad que tenemos como seres humanos en buscar y resolver preguntas. 




Y eso es, en definitiva, en lo que debe consistir la educación. No debe meramente proporcionar un conjunto de saberes de generación en generación, como si fueran joyas de una familia. Más bien, se trata de plantear preguntas, ser conscientes de nuestra propia ignorancia (cuanto más sepamos, más sabemos que hay por descubrir, la docta ignorancia), y al final, la escuela debe proporcionar herramientas con las que poder enfrentarse a este mundo tan complejo. Como  diría Sócrates, el profesor no sólo tiene que "escupir" conocimiento, sino que por medio de preguntas, hacer reflexionar a los alumnos y permitir que vayan construyendo su propio entendimiento del mundo. Y no sólo eso, yo voy más allá, y creo que además de conocimientos, la escuela tiene que transmitir ciertos valores, con el fin de aspirar a construir una sociedad mejor: más justa, y más equitativa. 



Comentarios

  1. Hola David.

    Me ha gustado mucho tu planteamiento, precisamente porque creo partimos de la filosofía. El hacerse preguntas me parece como tú principal, el confrontar la realidad. Y sobre todo ponerlo en práctica: preguntar, comprobar y realizar un planteamiento con lo que sabemos. Aunque se cuestione epistemológicamente y el método científico de la Historia, no es tan diferente en ese sentido amplio. Por cierto, a mí me encantó el libro, que lo leí a los 16, pero los textos de Filosofía de Descartes sobre el Método me resultaron infumable. Quizás porque, como me dijeron, las lecturas tienen una relación por la edad y la madurez: a mí con 17 me encantó Lobo Estepario, pero no es muy habitual. Y quizás ni lo entendí. Hoy haría otra lectura, como del Quijote.

    Un saludete de Samuel.

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