¿Es Castilla y León Finlandia?



La pregunta parece de Perogrullo, pero por si acaso a alguien le preocupa, lo aclaro: no, Castilla y León no es Finlandia. Si de repente la temperatura media de la región descendiera 15ºC, nos deberíamos preocupar bastante, así que tranquilidad.

Hay una corriente educativa (a mi juicio simplista), que pretende trasladar el sistema que funciona en un sitio, a otro completamente distinto. Como ya expliqué en este otro artículo, la cosa no es tan sencilla, y aunque podamos tomar metodologías de otros sistemas, las situaciones sociales de partida son diferentes (y por tanto, los potenciales resultados también).

Cuando se dice que Castilla y León es Finlandia, se hace aludiendo a que nuestros resultados en los informes PISA son equiparables a los que se obtienen en el país nórdico. Sin embargo, desde el punto de vista científico, esas conclusiones son, como poco, debatibles.

Para empezar, se asume que la muestra de alumnos tomada por PISA es representativa de la población, y que se siguen los mismos criterios en todas las zonas donde se hace. La buena toma de muestra no hay que ponerla en cuestión, porque si no nada tendría validez. No obstante, cuando esa muestra se toma en Finlandia, los "mejores" alumnos (es decir, aquellos con mejores resultados académicos), están diluidos entre el grueso de estudiantes, mientras que en Castilla y León el cuento es diferente. Mientras que en Finlandia las tasas de abandono escolar están por debajo del 0.5%, en Castilla y León 2 de cada 10 alumnos abandona su etapa de estudios de secundaria. Así, si dichos alumnos que, a priori, obtendrían una peor nota en PISA están fuera del sistema, es natural que los resultados, en conjunto, sean mejores, pues la muestra que se toma es más probable que dé con mejores alumnos.

Con ésto no quiero decir que precisamente ésta sea la razón por la cual se obtienen mejores resultados en PISA, de hecho, no explica el rendimiento de otras CCAA, que tienen similares valores de abandono escolar -o incluso superiores- a los de Castilla y León, pero peores resultados en PISA. Simplemente quería ilustrar que no todo es tan sencillo, que correlación no implica causalidad (cosa que veremos en profundidad en otra entrada), y no porque hayamos obtenido resultados comparables a los de Finlandia significa que nuestra educación sea igual a la de allí.

De hecho, de acuerdo a la tesis de Foces Gil, el sistema educativo de nuestra comunidad es muy similar al que se propone desde el Estado en la ley de Educación. Por lo general, somos una comunidad "dócil", que en un primer momento no quisimos aceptar las competencias en materia de educación, y cuando lo hicimos, fue de una manera lenta, pero segura.

Entre los factores que determinan el éxito educativo en cualquier sociedad, se encuentran:

  • Elementos económicos (el gasto público en educación).
  • Componentes socioculturales laborales.
  • Razones históricas (el historial de la alfabetización y la escolarización es determinante).

Así, Castilla y León, que surge como comunidad postnacional, que no tiene lengua propia ni una posición geográfica peculiar (no así como la Generalitat de Catalunya, las islas, o el País Vasco), presenta pese a todo buenos indicadores educativos. Desde el departamento de Educación, la Junta ha procurado ampliar en contenidos el currículum de Primaria, ESO, Bachillerato y FP, dotando de más horas lectivas a las asignaturas, y por tanto, aumentando el temario de muchas asignaturas. Además, la comunidad se encuentra entre las que más gastan en educación, con el afán de lograr mejores resultados educativos.

En resumen, y a pesar de elementos que pueden jugar en contra (como la baja densidad poblacional, y la consecuente dispersión de centros educativos en el medio rural), Castilla y León presenta unos buenos datos en los informes PISA, muy superiores a los de la media española, lo que acompaña con una buena inversión educativa y un amplio currículum, si bien en términos de fracaso escolar nos encontramos en la mitad de la tabla cuando nos comparamos con el resto de comunidades. Ése es nuestro talón de Aquiles, porque si se obtienen buenos resultados a costa de que el sistema, por exigente, deja alumnos atrás, hay que repensarlo para que nadie se quede por el camino. Sobre todo porque de ese 20% de alumnos, la mayoría partirán de una situación de desventaja socio-económica, ya sea porque sus padres no tienen estudios superiores, o bien porque se encuentran en una situación de precariedad. Un buen sistema no es sólo el que da buenos resultados en PISA, sino aquél que es capaz de reducir la distancia entre clases sociales a través de la educación. Y en eso todavía estamos muy lejos de Finlandia, la cual mantiene a sus alumnos durante toda la etapa de educación obligatoria.


Por último, una reflexión más personal, y es el peligro que corren los alumnos de Castilla y León de creerse "superiores" a los de otras regiones por el mero hecho de estar más altos en PISA. Como he intentado explicar, no hay una única causa -y de haberla no está clara- de por qué obtenemos mejores resultados. Por prudencia, habría que esperar a los resultados de los próximos 5-10 años, para ver cómo evoluciona la tendencia, y de confirmarse no debemos de darnos golpes en el pecho, sacando portadas en periódico como niños de infantil que necesiten reconocimiento. De momento, parece que se está haciendo bien, pero hay varios agujeros negros que solventar, como esa gran brecha de abandono escolar, o una casi igual de importante que no he mencionado: la emigración de los estudiantes una vez egresados. Porque sí, Castilla y León forma supuestamente a "los mejores" estudiantes de España, pero una vez salen del sistema, los estudiantes prefieren desarrollar su vida profesional en otros lugares del territorio. Este problema puede estar relacionado (o no) con cómo se enfoca la educación en la comunidad, pero de igual forma necesita una solución, ya que se invierte gran cantidad de dinero en formar estudiantes que luego no permanecen en la región. En mi caso particular, y hablo de las más absolutas de las subjetividades, dado que el sector industrial está poco desarrollado y no hay suficiente financiación en investigación, los GIR no suelen ser muy potentes, por lo que los alumnos buscan grupos de investigación con mejor historial científico donde pueden, y ésto suele traducirse en irse a otras comunidades autónomas más pujantes, como Madrid, Catalunya, o País Vasco.

Espero que esta entrada haya servido, al menos, para que reflexionéis sobre la educación en Castilla y León, vista desde mi perspectiva. A mi juicio, no se trata de criticar por criticar, pero tampoco de hacer una labor de conformismo, ni de tener una noción aristotélica de que somos "los mejores", porque, aún en el caso de ser verdad, eso sólo hará que no prosperemos más en términos educativos. Todo sistema es susceptible de mejora, el de Castilla y León inclusive.


Como siempre, estoy abierto a críticas y sugerencias. Sé que mi opinión no es ni de lejos la que tiene la mayoría, pero de los debates y confrontaciones de ideas siempre salen propuestas interesantes.


¡Hasta la próxima!



Referencias

Foces Gil, J. A. (2015). Política y administración de la educación en el estado autonómico (1978-2014). Desigualdades regionales y cohesión del sistema educativo. Estudio de un caso singular: Castilla y León.

Comentarios

  1. Muy acertado el apunte relativo a la emigración de los jóvenes. Bien podrían trabajar esos políticos que tanto pecho sacan de unos números preocuparse de diseñar un sistema laboral atractivo para todo esa sangría de talento que abandona todos los años la región donde se formó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego. Y aunque en Castilla y León sea especialmente sangrante, la verdad es que a nivel de España este fenómeno ocurre de una forma similar.

      Eliminar

Publicar un comentario