Vuelve la mula al ruedo. Volvemos a debatir sobre educación concertada, alejada de la convencional. Hoy voy a hacer mis reflexiones sobre el centro educativo concertado O Pelouro, situado en la provincia de Pontevedra, cerca de la frontera con Portugal.
En su página web, se describen como una Escuela Para Todo Niño. Los fundadores del proyecto, sostienen que la educación que se proporciona es completamente diferente (Educación Alternativa), que se centra en los alumnos más que en nadie sin importar las dificultades que puedan traer. Así, en el centro se encuentran alumnos medios, excelentes junto con personas con síndrome de Down, asperger, o pertenecientes al espectro autístico.
En O Pelouro presumen de dar una educación personalizada y basada en valores a cada alumno, éstos hacen pan, se encargan de labores de limpieza, hacen proyectos que les interese a los alumnos, etcétera. Ahora bien, aunque hubiera voluntad, en la escuela pública -donde cada profesor tiene a 30 alumnos por clase- estas actuaciones no son posibles. Por una parte, por esas grandes ratios que he comentado, y por otra la falta de profesionales especializados que existe hoy en día.
Ese mundo ideal que plantea O Pelouro me atrae, es maravilloso como se ve la colaboración entre alumnos con capacidades muy diferentes y diversas, como se encontrarán después en la vida. Lo que me gusta menos es que vayan dando lecciones de lo que se tiene que hacer a la hora de educar, mirando por encima del hombro a la escuela tradicional, acusándola de "cortar las alas" o "cambiar" a los alumnos que entran en sus aulas. Para empezar, en ese centro concertado hay un número muy reducido de alumnos, lo que permite que estén muy bien atendido, y evidentemente la situación y recursos que tiene un colegio concertado (financiado por el Estado y por las familias de los niños) es mayor que uno público.
En definitiva, creo en el proyecto del O Pelouro, me parece innovador y necesario, pues hoy en día las necesidades de esos alumnos con capacidades diferentes no se ven lo suficientemente atendidas en la escuela pública. Sin embargo, precisamente porque es algo importante, no deberíamos dejar que se comercialice con ello desde el ámbito privado. El Estado debería abogar por este tipo de escuelas no convencionales para que los padres tuvieran una opción mejor a la que adscribirse. La otra solución pasaría por inyectar más recursos para que los alumnos estén mejor atendidos en las aulas actuales.
Comentarios
Publicar un comentario